Francisco Andrés Oliván muere en Argentina en 1929, deja al Ayuntamiento de Zaragoza un legado de 400.000 pesos que deberán “destinarse a la construcción de escuelas para niños y niñas, con desayuno y merienda para escolares y el establecimiento de un premio anual para mecánicos en la Escuela de Artes y Oficios”. Este filántropo “indiano” ya había donado al consistorio la Torre Ramona. Era pariente del industrial zaragozano Paulino Asensio.
Vicente Pinilla Navarro, Eloy Fernández Clemente
“Los aragoneses en América (siglos XIX y XX)”, Tomo I “La emigración”, p. 152
Universidad de Zaragoza